sábado, 29 de agosto de 2009

Juerga Mortal

Desempolvando viejas historias encontré esta que cree el año 2005, está tambien publicada en uno de mis viejos blogs llamado Historias Etílicas.


Observo la luna a través de los barrotes de la pequeña ventana de mi celda, esta noche pareciera tener una inusual circunferencia, como hace tiempo no había visto, me remonta a la luna que veía cuando era niño desde la ventana de mi habitación, no puedo dejar de recordar esos rincones de mi casa, donde jugaba con mis primos, desordenándolo todo, mi vieja retándonos porque rompíamos sus adornos, inocentemente jugábamos a policías y ladrones, siempre les ganaba la mano a ellos y encarnaba a uno de esos uniformado que tanto admiraba, pero eme aquí, encerrado entre el cemento frió de la prisión con el resto de mi vida totalmente desperdiciada, ¡purgando una culpa que me es ajena!.
Salí de mi casa como de costumbre camino a la universidad, cursaba el 4° semestre de ingeniería comercial, no era de los destacados pero me iba bien, tenia muchos amigos, polola, salía de carrete, tenia todo lo que un joven de 21 años querría tener, una vida normal, ¡pero todo cambió!, cuando me encuentro con el Lucho, ¡maldita mi suerte cuando me fui a encontrar con él!.
El Lucho es un ex compañero de la enseñanza media, era de los que desordenaba siempre la clase en el liceo, pasaba en inspectoría, su apoderado siempre tenia que ir a buscarlo por que había sido suspendido por alguna travesura, en ese tiempo eran travesuras, pero nadie sabia cómo el lucho siempre se las encargaba para destacar entre los mejores promedios.
Aquel día que me lo encontré, conversamos unos 10 minutos, me contó que se había ido de la ciudad con rumbo a Iquique, y allá encontró un trabajo espectacular, todo bien hasta que me hace una invitación, me dice que tiene un carrete en la casa de un amigo, me pasa la dirección y cualquier cosa que le avisara, por si necesitaba que pasen a buscarme, yo le dije que en una de esas, pero sin asegurarle que iba a ir, la verdad mi intención real era no ir, pero uno nunca sabe como pasan las cosas, estaba destinado ir a esa fiesta.
Era sábado, carrete obligado con mi polola, nos íbamos a la discoteca esa noche, todo iba sin novedad hasta que a las afuera del local nos encontramos con mi ex , la muy patuda me guiña el ojo y me lanza un beso, y ahí mi camino tomo otro rumbo, mi polola explota en una escena de celos, me mira y comienza un infernal interrogatorio, yo me deshago en explicaciones, pero ella cegada por los celos no me creía nada, finalmente rompe en llanto y me manda a la mierda, me dice que se va para su casa, yo corro tras de ella pero no me pesca, me dice que me vaya, que necesita estar sola.
Me siento en un escalón de una casa, acongojado por lo ocurrido, en silencio pienso que hacer, no entendía la actitud de mi polola, pero entonces me nace ese orgullo de hombre, según yo de hombre, me levanto y grito, ¡se van todos a la chucha!, saco mi teléfono móvil, y marco “LUCHO”.
Frena un auto deportivo plateado, mientras baja el vidrio polarizado se deja escuchar con gran volumen la monótona melodía de un Reggetón, era el Lucho, subo al vehículo y nos vamos rumbo a la juerga. Llegamos a un lugar afueras de la ciudad, era una parcela, entramos y enseguida sentí en el aire ese peculiar olor de la marihuana, no me sorprendí mucho, ya que la había probado, y nunca me interesó para tomarlo como hábito, dentro de la casa habían unas 13 personas, 6 hombre y 7 mujeres, pero mi mirada se clavó en seguida en una muchacha de mas menos 19 años, pelo moreno, ondulado, verdes ojos, piel de leche, con cuerpo de gata, le pregunto al lucho por la chica, y me dice que se llama Julia, me acerco y la saludo con un beso en la mejilla.
Entrando ya en confianza me sirvo un vaso de ron limón, saco un cigarro y me siento junto a Julia, conversamos largo y tendido, me cuenta que trabaja como promotora en un mall, que conoció al lucho en una fiesta igual que esta, una amiga los había presentado, la saco a bailar para continuar con el flirteo, ambos coqueteábamos.
Ya entrada la noche, habiendo yo bebido unos 4 tragos o mas, me llama la atención la ausencia de mi supuesto amigo, le pregunto a Julia por él, y me dice que no me preocupe él está con otros amigos arreglando unos asuntos en uno de los dormitorios de la casa, le pregunto por el baño y me indica un lugar bien al fondo, en medio de la oscuridad. Camino hacia el baño, y paso por fuera de uno de los dormitorio que está con la puerta entre abierta, de pronto escucho risas, miro por el espacio de la puerta y la pared, entonces veo que está El Lucho con 2 tipo sentados en una cama viendo una película pornográfica, luego observo con mas atención y veo que sobre algo como un espejo, tienen una especie de polvo blanco, entonces caigo, es cocaína, vuelvo a mirar y uno de ellos estaba inhalando por la nariz con un tubo la sustancia blanca, entonces sin querer empujo la puerta y se abre, El Lucho me mira, sus acompañantes también pero no con cara de amistad.
El lucho se levanta y me pregunta por qué estaba sapiando, yo entre balbuceos trato de inventar una historia convincente, le digo que por casualidad pasaba rumbo al baño y que me tropecé con algo, se acerca hacia mi, enrosca su brazo en mi cuello y me dice, “¡hueón!, ¿te pusiste nervioso?”, y suelta una risotada, sus amigos también ríen, entonces me vuelve el alma al cuerpo. Me hace pasar a la habitación y me invita a ver la película, me presenta a sus amigos, y me cuenta que este es el trabajo espectacular que me había contado, el era traficante, en el liceo ya traficaba pero con marihuana, tenía como clientes a varios profesores, y ahí estaba la explicación de sus buenas calificaciones.
Seguimos conversando de todo, yo tomaba, mientras el fumaba, el aspiraba coca, mientras yo fumaba, entonces él me pregunta si la quiero probar, yo le digo que no, que no me interesa, me dice que la pruebe por que así no iba a quedar curado tan rápido, yo en esos momentos ya estaba bastante mareado, finalmente ante su insistencia, y al tratarme de cobarde, le digo, “esta bien, primera y única vez que lo voy hacer”. La sensación que sentí después de haber inhalado por la nariz aquel polvillo, fue igual como cuando uno está punto de estornudar pero no puede, sentí una gran picazón en mi nariz, entonces El Lucho me pasa un trago, era Whisky, lo bebo al seco, y siento de golpe en mi cuerpo un calor extraño, el corazón se me acelera, me pongo como eufórico.
Salimos de la habitación, y nos reintegramos a la fiesta, busco con la mirada a Julia, y la veo que está con un tipo, están como discutiendo, le pregunto al Lucho por lo que estaba pasando, entonces me aconseja que no le tomara importancia, el tipo sale de la casa con un portazo, julia se sienta en uno de los sillones, me acerco y le pregunto si está bien, me dice que sí que no me preocupara, me toma de la mano y me lleva a donde están todo bailando, de pronto mi cabeza comienza a dar vueltas, me empiezo a reír como loco, julia también se ríe, miro las caras de la fiesta, todas ríen, observo en un rincón y estaba el mismo tipo que había discutido con Julia, estaba de vuelta, conversaba con otra persona mientras nos observaban, le indico a Julia que está el tipo, pero Julia me vuelve a insistir que no me preocupara, la fiesta sigue, los tragos siguen, yo sigo tomando como condenado, julia también bebe, entonces se me apaga la tele.
Recuerdo en forma difusa un sillón, yo totalmente borracho tendido en él, apenas abro los ojos, veo unas siluetas borrosas como que discutieran, se me vuelve a ir la señal, entonces vuelvo a despertar, el sabor de boca que tenia era horrible, mi cabeza retumbaba como si una tribu entera de Mohicanos me clavaran sus filosas hachas en la cabeza, entonces siento un vehículo, no me podía ni mover del dolor, miro el techo, y me doy cuenta que no estoy en mi casa, estoy en una cama que no es mi cama, completamente desnudo, me muevo y de pronto rozo con mi brazo un cuerpo, un cuerpo mas helado que las noche en invierno, entonces mi corazón se agita, mi garganta se seca, comienzo a sudar frío, no quería darme vuelta para observar, respiro profundamente, y levanto las sabanas, ¡horrible sorpresa!, quedé totalmente blanco, ni un grito me salió en ese momento, me quede petrificado, un cuerpo inerte, muerto, totalmente ensangrentado estaba al lado mío.
Del susto caigo de la cama, miro mis manos totalmente ensangrentadas, veo la cabellera ondulada oscura, y horrorizado me digo, “¡no puede ser, no puede ser que sea Julia!”. Sin saber que hacer Me nublo totalmente, salgo de la casa corriendo desnudo, ya afuera sin saber donde estaba, escucho un grito, ¡alto ahí!, ¡al suelo!, el reflejo del sol apenas me dejaba observar, era la policía.
Me llevaron detenido, no se imaginan como fueron los interrogatorios, todas las historias de torturas quedaron chicas, las cosas que me hicieron para que declarar que yo era culpable, siempre insistí en mi inocencia, entonces me dijeron que el Lucho había declarado en contra mía, que yo le había contado que iba a violar a la mina, que yo ya estaba cagado. Fue tanta la presión, tanta mi confusión, tanta la humillación, que finalmente firme una declaración donde aceptaba mi culpabilidad. Entonces me sentenciaron a cadena perpetua.
Un día estando en una de las caminatas matutinas en la prisión, escuché que hablaban del Lucho, uno de los prisioneros le decía a otro que no se preocupara por su hermano que había caído por microtráfico, porque el lucho tenia comprado al juez.
Con la fuerza de mi corazón, se muy bien que no soy culpable, si hoy tuviera al Lucho enfrente le preguntaría, ¿por qué yo?, ¿qué hice para merecer esto?.



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1 comentario:

MANE dijo...

buena historia ....
si me das a elegir el final le hubiera puesto un final erotico,jajaja