un suspiro vaporoso lanzó al viento, miró atrás su huella que se diluía tras la lluvia, pensó en retroceder para marcar otra vez su camino, pero los que quedaron en las estaciones ya no estaban, y se sintió solo y triste. Entonces sus brazos cayeron, y arrastrando su pesada carga caminó hacia el río, se sumergió y comenzó la huida a la otra frontera, sus ojos querían nadar por si solos, sus piel se desgarraba, quiso detener lo inevitable pero ya era tarde, se había convertido en otro ser, finalmente miró otra vez hacia su camino, y entristeció por que no había dejado nada atrás que lo recordara, ni siquiera tuvo hijos, ni siquiera un amor que lo extrañara, y simplemente optó por desaparecer, la corriente lo arrastró y se esfumó entre las piedras, entre la flora, entre los otros peces, y nadie supo de él, nadie lo pensó.
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